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lunes, 20 de septiembre de 2010

Felicidad y Conciencia

Muchas veces me he encontrado con la idea de que entre mas consciente es alguien es mas infeliz y sensible a las emociones tristes y negativas que le ocurren y que le depara la vida. Que las personas inconscientes son más felices. Se dice que los niños que no tienen más que pedir lo que quieren a sus padres, son más felices que los adultos que permanentemente les toca responder por el dinero que necesitan para ellos y para los que dependen de ellos. Además se dice que  cuando estamos dormidos y soñando somos felices en la mayoría de las veces excepto cuando tenemos pesadillas y en este caso despertamos y terminamos con lo desagradable.

La mayor parte de los deseos se realizan en sueños y nos producen placer y dicha.  Nuestro inconsciente viste de imagines fantásticas nuestras frustraciones cotidianas y les quita su carga negativa o las vuelve inocuas para mantener nuestra salud  mental. Es como la digestión de la información y las experiencias desagradables del día anterior.

Todas las relaciones anteriores nos llevan a pensar que la felicidad se obtiene con estados regresivos de mente y de conciencia y nos empujan a repudiar la edad madura por su carga de pesares y  traiciones.

Pero detengámonos un poco para analizar el tipo de felicidad que encierran esos estados de inconsciencia :
Esos estados de felicidad  son parecidos al estado transitorio de felicidad de tipo externo.  La diferencia es que  el sueño y la imaginación aparecen  aquí evitando la tensión que produce el fracaso y la frustración y ese alivio por sí sólo engendra placer.  Es solo la satisfacción imaginaria de un deseo que funciona como si fuera la realización externa del mismo.  Despertamos creyendo que en el el mundo de los sueños hemos sido felices.

Pero la felicidad que creemos auténtica es el desenvolvimiento y manifestación del núcleo divino de la esencia que nos espera al final de un ciclo aparentemente interminable de vidas y que es fruto de nuestro trabajo sobre sí mismos.

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martes, 14 de septiembre de 2010

Felicidad Externa e Interna


Hay dos estados de felicidad, uno ligado a la satisfacción de las necesidades y al cumplimiento de nuestros deseos de tener bienes bienes y servicios externos,  y el otro que consiste en cambiar nuestro ser para podernos unir con lo mejor de nosotros mismos que permanece oculto y ha sido desactivado por la educación y la imitación que hacemos en la infancia inconscientemente de los hábitos y comportamiento de los adultos. Al llegar a la adolescencia o incluso antes ya no nos queda nada de aquello conque nacimos. Todo lo hemos tomado de los valores y de la ética de nuestros padres, maestros y demás personajes que nos dijeron desde niños que debíamos sentir, pensar y actuar.

La felicidad externa es otro de los estados que nos han dicho que debemos anhelar y alrededor de los cuales debemos construir nuestro proyecto de vida y nuestros sueños.

La felicidad interna no puede ni siquiera imaginarse por el hombre enajenado a lo externo y cuando le hablan de ella la considera algo teórico o confuso que no sabe como alcanzar.  En esas condiciones el ser humano se dedica a reproducir el modelo aprendido, mientras su alma permanece oculta esperando que se presenten circunstancias propicias para despertar. Cuanto tiempo y cuantas vidas se pierden detrás de esos espejismos.